Desarrollo Sostenible

Los bosques húmedos proveen una reserva de riqueza para las personas, en forma de frutos, varios tipos de comestibles, madera, materia prima industrial y medicinas.

El gran valor económico de las maderas duras para productos de madera ha traído como consecuencia que los gobiernos trabajen con operadores comerciales y hagan concesiones enormes de tierra dentro de los bosques húmedos. Además de la tala de los árboles en sí mismos, el proceso de la tala trae como consecuencia el desarrollo de nuevas carreteras para transportar los troncos. A menudo, los madereros sólo quieren unas pocas especies de árboles, tales como la teca o la caoba, pero como el bosque húmedo es tan rico, con muchos árboles diferentes en un área muy pequeña, no pueden conseguir los árboles que quieren sin destruir otras especies. Un árbol de cada dos es destrozado de esta manera.

La tala de árboles produce grandes beneficios económicos en un tiempo relativamente corto. La madera dura de alta calidad –por ejemplo, caoba—puede recuperarse por tan poco dinero como 5,50 dólares por metro cúbico de madera. En Alemania, puede alcanzar hasta 900 dólares por metro cúbico. Las ventas que resultan de la exportación de madera trae más dinero a los países en desarrollo que otros usos comerciales del bosque húmedo. Sin embargo, la tala indiscriminada no es una actividad sostenible si no existen esquemas de replantado para reponer la existencia de árboles que tardarán años en crecer.

Así pues, las actividades sostenibles basadas en el bosque son muy importantes para reducir la magnitud de los daños causados a los bosques húmedos mientras que, al mismo tiempo, aseguran oportunidades económicas y empleo para los habitantes locales. Las prácticas sostenibles más comunes encontradas en los bosques húmedos son la recolección de caucho (látex/goma), la búsqueda de plantas y animales del bosque para su uso en la industria, agricultura y medicina, y la recolección de plantas trepadoras y fibras de ratán. También se alienta a la gente local para que cultiven pequeñas parcelas en el bosque (agricultura forestal). Las prácticas tradicionales de cultivo continúan, sin necesidad de vender el bosque al por mayor, y el futuro de los bosques húmedos está asegurado en manos de aquellos que saben mejor que nadie cómo usarlo. La Cooperativa Forestal Yaneshi en el Amazonas peruano fue fundada por un grupo de indígenas peruanos para administrar su bosque del mejor modo posible. Su actividad más importante es el cultivo rotativo de mandioca, arroz y maíz, los cuales son procesados localmente. La cooperativa ha conseguido ganancias anuales netas de 5ooo dólares por hectárea cosechada, y el bosque es regenerado para asegurar su sostenibilidad y supervivencia a largo plazo.

Reserva Extractiva es el nombre dado a la tierra que se guarda para recolectores del bosque que emplean prácticas sostenibles. Las Reservas Extractivas permiten a las familias residentes recolectar productos del bosque, tales como la goma o caucho natural y las nueces del Brasil.

Las prácticas sostenibles ofrecen la solución a la destrucción de los bosques húmedos.

La recolección del caucho (látex) en el bosque húmedo se lleva a cabo a pequeña escala y a escala comercial. Los árboles de caucho (Hevea Brasiliensis) se encuentran entre los más altos del bosque húmedo. Justo debajo de la corteza de los árboles de caucho se encuentra un tejido suave muy rico en un tejido cremoso llamado látex. Los árboles deben tener unos 5 años antes de que produzcan látex. Cuando se corta la corteza, el látex líquido sale y es recogido por los caucheros. La mayor parte de la goma del Amazonas aún se produce del mismo modo que 100 años atrás. Cortes diagonales en la corteza del árbol de caucho guían la savia hacia un pequeño recipiente. Se hace gotear el látex lentamente sobre un palo, el cual se va girando manualmente sobre el humo de un fuego con nueces de palmera. El látex se endurece hasta convertirse en una masa gomosa y fuerte, y a menudo se lo estira en láminas delgadas que se cuelgan en postes de madera para dejarlos secar. Los árboles de caucho en estado silvestre crecen en todo el bosque, pero en Sudamérica sólo prosperan bajo estas condiciones (nunca en plantaciones). Seiscientos árboles de caucho natural ocupan 400 hectáreas de bosque húmedo. Los árboles de caucho son más resistentes a las enfermedades porque están esparcidos por todo el bosque. Cuando se los planta demasiado juntos en hileras en las plantaciones de caucho, son susceptibles a un hongo que en Sudamérica se llama la peste de las hojas. El advenimiento de autos y bicicletas creó la necesidad de goma o productos de "látex", incluyendo neumáticos. Hoy en día se produce una gran cantidad de productos de látex, tales como guantes para cirugía, globos, tiritas, objetos deportivos, zapatillas de tenis, y goma de mascar.

Los recolectores de caucho se conocen también como 'Seringueiros' (que es la palabra en portugués con la que se los conoce en Brasil). Hoy los seringueiros mantienen un estándar de vida más alto que el de los campesinos que cortan y queman el bosque. ADEMÁS, LOS CAUCHEROS SÓLO HAN PERDIDO UN 4 POR CIENTO DE SUS BOSQUES.

La lucha por proteger los bosques húmedos tiene sus propios mártires y héroes. En 1985, los caucheros se reunieron para demandar mejor atención de salud, educación, crédito, garantías en los precios, investigación sobre productos sostenibles del bosque y una suspensión en las excepciones de impuestos de los hacendados y madereros. Chico Mendes, el líder del Sindicato de Caucheros, defendía el estilo de vida de los "seringueiros" y organizó una cooperativa y una campaña de alfabetización para ayudar a los caucheros a competir directamente en el mercado. El formó el Consejo Nacional de Recolectores de Caucho e hizo campaña por los derechos de todas aquellas personas cuya existencia dependía de la supervivencia del bosque húmedo. Mendes sobrevivió 5 intentos contra su vida, pero fue asesinado por hombres armados de un grupo de vigilancia de rancheros y propietarios de tierras en 1988, cuando tenía 44 años.

En el pasado, los barones del caucho y grandes jefes esclavizaron a muchos pueblos indígenas. Cuando algunos de ellos regresaron a refugiarse al bosque, aquellos hombres trajeron campesinos a sus campamentos y los encerraron bajo un esquema de "deuda por bienes", similar al que tenían los mineros en esa época. Los recolectores que cuestionaban esta autoridad eran torturados o asesinados. En la actualidad existen muchos caucheros o "seringueiros", pero están siendo echados por los hacendados. Para proteger su tierra, los seringueiros se reúnen en grupos no violentos llamados "empates", con el que llegan al borde del bosque para bloquean la tala.